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Dentro del slide puedes encontrar enlaces a los que puedes acceer.
Ya habíamos realizado una pequeña
experiencia previa que nos sirvió de preparación sobre el uso de los códigos QR, pero ésta fue nuestra primera
experiencia a mayor escala.
Con motivo del día del libro
llevamos a cabo esta primera YINKANA LITERARIA DE CÓDIGOS QR DÍA DEL LIBRO en colaboración con el Departamento de Lengua del I.E.S. María Pérez Trujillo en el que podían participar todos los alumnos del centro organizados en grupos de 5, así como el profesorado en grupos de 3.
Consistió, en pocas palabras,
en la colocación de distintos códigos QR distribuidos aleatoriamente por el
centro. Los códigos no estaban escondidos, pero había que localizarlos. El
primer día colocamos 11 de los 12 códigos.
Para nuestra sorpresa, los alumnos participantes se implicaron tanto que acertamos al no haberlos colocado todos desde un primer momento, reservándonos el último de los códigos, las 4 preguntas y la superpregunta para semanas posteriores.
Para nuestra sorpresa, los alumnos participantes se implicaron tanto que acertamos al no haberlos colocado todos desde un primer momento, reservándonos el último de los códigos, las 4 preguntas y la superpregunta para semanas posteriores.
Entonces se nos ocurrió colocar
unas pistas intermedias, para dificultar y producir intriga en la localización
de los códigos.
Ejemplos:
Para encontrar el código nº 9,
colocamos este código-pista a la vista, que nos indicaba dónde se encontraba el
código.
El código Nº 9 se encuentra en…
pista
En este código-pista para
encontrar el nº 9 se podía leer:
- La hoja se encuentra donde más hojas hay.
- Una puerta cerrada a veces es la mejor respuesta que abre otras vías.
- Lo pequeño está en lo grande.
Para descifrarlo, primero
tenían que dirigirse a la biblioteca, después a la puerta de la biblioteca que
permanece cerrada y, por último, tenían que localizar el código nº 9 que se
encontraba en esa puerta, pegado en otro código de mayor tamaño que había sido
utilizado en una experiencia anterior.
Los alumnos se devanaron los sesos
para descifrar este doble mensaje. Corrían de un lado para otro, trataban de
sonsacar a los profesores, quiénes a su vez no estaban para florituras porque
tampoco se aclaraban mucho (en el concurso paralelo para profesores). Unas
alumnas de bachillerato comentaban que nunca se habían divertido tanto en un
recreo. Otros, al resolverlo, fueron corriendo a comunicarlo y a señalar lo
buena que había sido la prueba.
En fin, que se había puesto el listón
muy alto para echarle imaginación a la siguiente prueba. Para encontrar la
pregunta nº 1, se encontraron con un código situado en un lugar muy visible y
que los llevaba al lugar en el que estaba la pista para encontrar la pregunta
nº 1.
La
pista para saber dónde se encuentra la pregunta Nº 1. Está en...
En este código podía leerse:
La pista para localizar el código se encuentra en un lugar en el que
había muchos libros.
Es decir, que la pista estaba
situada por fuera de la antigua biblioteca que ahora era el aula de Tecnología.
En ella encontraban el siguiente
código:
En él podía leerse:
Al final de este cuento, El
tesoro escondido, encontrarás el principio.
Los alumnos debían interpretar
el cuento y deducir el lugar en el que se encontraba oculta la pregunta.
Resumen del cuento:
Un anciano que se llamaba Izy
soñó que viajaba a Praga y llegaba hasta un puente sobre un río. Soñó que él
mismo cavaba un pozo al lado del árbol y que de ese pozo sacaba un tesoro.
Así que, fiel a su intuición, partió
hacia Praga.
El puente era custodiado día y
noche por un soldado de la guardia imperial.
El viejo le contó que venía
viajando desde una ciudad muy lejana, porque había soñado que en Praga debajo
de un puente como ése, había un tesoro enterrado.
El guardia empezó a reírse a
carcajadas:
—Mira que has viajado mucho por
una estupidez –le dijo el guardia—. Hace tres años que yo sueño todas las
noches que en la ciudad de Cracovia, debajo de la cocina de la casa de un viejo
loco, de nombre Izy, hay un tesoro enterrado. Ja... Ja... mira si yo debiera
irme a Cracovia para buscar a este Izy y cavar debajo de su cocina... Ja...
Ja... Ja....Izy agradeció humildemente al guardia y regresó a su casa.
Al llegar, cavó un pozo debajo
de su propia cocina y sacó el tesoro que siempre había estado allí enterrado...
Los alumnos debían deducir de
la lectura del cuento que el código con la pregunta se encontraba pegado bajo
la primera pista de la que habían partido.
Nuevamente les desborda la
curiosidad hasta que logran descifrarlo y así hasta llegar a la Superpregunta.
Los ganadores se llevaron 5
entradas para asistir al cine cedidas amablemente por los cines Yelmo La Villa y los demás
que completaban la ficha entraron en un sorteo para otras cinco entradas. Esto
lo hicimos para mantener las expectativas al resto de grupos. En el concurso
paralelo para profesores el premio consistió en tres chupetes de fresa.
La experiencia fue muy animada
y valió la pena. Posteriormente ayudamos al departamento de inglés a hacer la
suya propia. Esta vez la organizaron en distintos cursos, en sus horarios de
clase. Los alumnos se mostraron muy animados e interesados, deduciendo y
participando en grupo sin causar ningún problema en los pasillos del centro,
bajo la atenta mirada de las profesoras que no paraban de disfrutar de la
actividad y de ver el interés que mostraban los alumnos.
A modo de pequeña conclusión:
Los códigos QR son una herramienta a la que con imaginación se le puede sacar mucho partido
porque sirve para crear intriga y despertar curiosidad entre los alumnos, integrando la tecnología móvil,
dándole un buen uso en vez de prohibirla y sacándole rendimiento a una herramienta
aceptada plenamente por los alumnos y que forma parte, nos guste o no, de sus
intereses más actuales. Negar su utilidad es cerrarnos a sacarle partido a una
tecnología que está en sus comienzos en su introducción en el aula. O nos
subimos a este carro ahora que estamos a tiempo, o nos volveremos a quedar
atrás.
CONCURSO YINKANA LITERARIA DE CÓDIGOS QR DEL DÍA DEL LIBRO. La Experiencia