Ahora que se acercan las vacaciones, debemos pensar que el objetivo de la vida es disfrutar. Disfrutar mientras estamos de vacaciones, disfrutar mientras trabajamos, disfrutar mientras aprendemos, disfrutar mientras descansamos, disfrutar mientras vivimos, disfrutar... ¿Utópico, infantil? En buena medida sí, pero por qué no seguir la senda de la utopía aunque sea inalcanzable, dar día a día un paso en su dirección.
¿Qué para ello hay que cambiar el mundo? Obviamente, ¡Y tanto!
Cada día que caminamos en la senda contraria, en la de la competitividad del palo y la zanahoria inalcanzable, cavamos un poco más nuestra fosa y restamos minutos y segundos a nuestra lápida de buscadores, de curiosos por la vida.
Ninguna pirámide se construyó en un día, ni ninguna playa se formó en siete días. Puedes aportar granos de arena o acumular losas de hormigón sobre ti y los que te rodean.
¿Qué un grano es insignificante? Díselo a la playa, granos en definitiva.
Como nos cuenta Jorge Bucay en "el Buscador", el tiempo disfrutado es el único tiempo vivido.
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