Durante muchos años, he sido tutor. La mayoría de mis años de docencia he sido tutor, salvo, que recuerde, los dos últimos y alguno más.
Siempre me ha gustado ser tutor. Me gusta hablar con los alumnos, escucharlos, seguir su evolución, tratar de ofrecerles oportunidades, abrirles horizontes, hacerles reflexionar sobre valores... A mi modo, sigo siendo tutor.
Quizás en los últimos años, me disgustó un poco más por la carga burocrática en el país de los papeles absurdos (no de los que no lo son). Aún así, me gusta ser tutor.
La pequeña reflexión viene dada por una conversación con la tutora de mi hija. La tutora se quejaba de exceso de actividades en la hora de tutoría que le impedía atender, hablar con sus alumnos y procuparse por ellos.
Entiendo que no le faltaba razón, al menos en eso a lo que se refería.
En los últimos años, con la llegada necesaria de los orientadores y con el cajón de sastre en el que se han convertido las tutorías, el tiempo para hablar sobre los problemas de los alumnos y del grupo clase, han disminuido. Hablo fundamentalmente de secundaria.
Muchas charlas organizadas por orientación o vicedirección (charlas muchas veces interesantes y necesarias) ocupan esta hora. No me quejo de los orientadores que he tenido durante estos años, porque siempre he podido llegar a acuerdos con ellos, dialogar, preparar y proponer actividades, hacerlo conjuntamente...
Aunque la labor de tutoría no se limita a la hora con los alumnos, sí que es cierto que, en ocasiones, falta el tiempo necesario e importante para escuchar a los alumnos en su día a día, en sus problemas, dificultades, intereses...
Claro que, la solución está en nosotros y en el necesario diálogo con los orientadores y en lo adecuado que éste sea por ambas partes.
Claro que, la tutoría no se limita a esa hora, que somos tutores todo el tiempo, que si nos gusta la docencia, somos tutores todo el tiempo, aunque no ejerzamos de tales.
Quizás, habría que buscar otro término para denominar a esta actividad.
Aquí dejo algunos sinónimos, posibles nombres, sin que cambiar de nombre signifique seguir haciendo lo mismo
Valedor
Protector
Preceptor
Maestro
Orientador
Bienhechor
Supervisor
Consejero
Asesor
Gurú
Disruptor
Proponente
¿Se te ocurre alguno más? o mejor aún, ¿se te ocurre alguna manera de reenfocar esta labor?
Imagen vía: Didáctica General |
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