La construcción de un sueño: la fantasía es necesaria, tanto en cuanto nos aleja de una realidad que no nos gusta y nos puede abrir el camino de la utopía que nos puede conducir a sendas insondadas. La imaginación es la toma de tierra de la fantasía, la que hace que agarremos nuestras fantasías y las hagamos realidad.
En educación sabemos que necesitamos dar un salto, pero cuántas veces el vértigo nos paraliza. El miedo a la realidad que nos paraliza y no nos permite dar saltos, no en el vacío, sino en la persecución de nuestros sueños.
¿Me gusta ser docente? ¿Por qué soy docente? ¿Qué es lo que moviliza mi placer como docente?
El sistema no funciona, lo intuyo, lo vivo, lo sé, lo sufro. Lo peor: lo sufren.
El intelecto sin pasión, cojea. Necesito saber por qué me gusta ser docente, si es que me gusta. Cuándo me proporciona placer y cuándo no.
En el fondo lo sabemos, pero el ritmo de vida nos impide pararnos en muchas ocasiones a averiguarlo, a realizarlo.
Lo que nos gusta de ser docentes es la fuente de energía limpia y renovable, inagotable, que puede mover nuestra felicidad en el trabajo, la que puede evitar que sucumbamos ante una realidad que no nos gusta, la que impide que el miedo nos paralice, la que nos salva de caer en la red del desánimo que nos puede frustrar y excusar.
Por todo esto, es necesario que de cuando en cuando paremos el reloj y pensemos en qué es lo que nos gusta, en lo que nos está produciendo insatisfacción y cómo puedo sortearlo, brincarlo, vadearlo, superarlo, agarrarlo, disiparlo y tantos arlos como mi fantasía agarrada por mi imaginación me permita.
Si sólo trabajamos por dinero, mejor dedicarnos a tareas más rutinarias, porque en la rutina no encontraremos la felicidad y, sin embargo, generaremos infelicidad a los que debemos ayudar a encontrar sus pasiones.
La pasión es la verdadera energía que mueve el mundo, la que lo puede transformar y hacer que se acerque más a mi agrado.
Utópico: también lo es encontrarte a un trabajador inmigrante en Londres que te vea en un apuro, coja su teléfono, haga dos llamadas para ayudarte a resolver un problema sin tú pedírselo, que le vayas a dar algo a cambio del desembolso que hizo, se niegue y se sienta feliz y pagado con haber ayudado.
Porque, ayudar, enseñar, es ponerse en el lugar del otro, pensar y si yo no hubiera tenido...y si no me hubieran...
La diferencia entre B y X se encuentra en que, probablemente, para llegar de B a X nos ayude la lógica, incluso sería indispensable, pero no trascenderemos la X sin la energía y el líquido anticongelante que nos proporcionan la pasión y la creatividad, sin la referencia de un punto utópico hacia el que trazar nuestro camino real en nuestro plano vital.
Saber lo que quiero, lo que me hace feliz, no andará el camino por mí, pero sí que me ayudará a dar pasos para lograrlo y me evitará que el miedo me mueva a la inacción y me ayudará a superar las frustraciones que sin duda me proporcionará el día a día.
Detenerme es necesario. Recuperar de cuando en cuando mi esencia.
Sin los primeros portulanos, no existirían los mapas actuales.
Sin aventureros, no habría viajes a nuevos rincones del ser humano.
Sin cofas no veríamos nuevas tierras a las que llegar.
La pasión es esencial. Lo intuíamos, pero la neurociencia lo está demostrando.
Superar el palo y la zanahoria y sustituirlo por la pasión es la única manera de encontrar y superar obstáculos, aunque no los superemos todos.
La capacidad de soñar, de atrevernos a salir de nuestra zona de confort, de abrazar la incertidumbre y el cambio para poder crecer y evolucionar provienen de nuestra pasión y de nuestra capacidad para encontrarla.
Tenemos que ser capaces de evitar las voces negativas que nos anulan, que nos achican como seres humanos, que nos roban sangre de nuestra zona prefontal y evitan que analicemos el salto que vamos a dar, para tomar decisiones a largo plazo, para aprender deprisa y para ser creativo, para no quedarnos en la crítica y la autocrítica que nos paraliza.
La crítica y la autocrítica son necesarias, imprescindibles diría yo, pero no podemos quedarnos en ella. Debemos tener un plan de acción que ejecutemos, que hagamos realidad a pesar de los fracasos.
Una chispa de entusiasmo para cambiar lo que está en nuestras manos, para marcar una diferencia en nuestras vidas y en la de nuestros alumnos.
Una maestra dijo:
Resumiendo, ANTES yo creía que había unos responsables de la educación en mi comunidad, en mi país,... AHORA, veo que me han dejado toda la responsabilidad a mí (bajándome el sueldo, como premio).
Pero nunca se me olvida que yo me hice maestra para difundir la cultura, para que nadie tenga menos derechos que otro por ignorancia.Y tú, ¿por qué te hiciste maestr@?
Todo esto lo cuenta Miguel Ángel Sanos Guerra mucho mejor que yo en cualquiera de los posts de su imperdible Blog, El Adarve, en el periódico La Opinión de Málaga. Por ejemplo, en éste, Tener motivos.
"...Los soldados esperan emocionados al feliz abuelo que tenía motivos para seguir caminando. Su vida no le importaba ya. Pero encontró un motivo para levantarse y ponerse se en marcha: salvar la vida de su nieto. Un motivo extrínseco, pero muy poderoso. Dentro de él no veía razones para seguir viviendo, pero la hija supo poner en marcha ese motor que se había parado en la cabeza y en el corazón de su padre.
¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Qué es lo que nos impulsa a la acción? ¿Qué motor pone en marcha la voluntad por encima de todos los obstáculos? Es muy importante tener motivos para hacer las cosas, saber cuáles son esos motivos y cómo se descubren, se buscan y se encuentran. Decía Spinoza que “somos conscientes de nuestros deseos e ignorantes de las causas que los determinan”. Según el diccionario, “los motivos son las causas o razones que justifican la existencia de una cosa o la manera de actuar de una persona”. Los motivos son, pues, los motores de la acción. Por eso resulta decisivo tener motivos para levantarse cada día, para caminar en la dirección deseada, para hacer las cosas que hacemos. Tener razones para vivir. Tener motivos para actuar".
O, también, Mario Alonso Puig, cuya charla, Construyendo tu sueño en TEDxGranVia, pueden ver en el siguiente vídeo que inspiró mi reflexión.
Todos tenemos sueños que creemos que son difíciles o, incluso, imposibles de alcanzar. Sin embargo, no nos damos cuenta de que la principal barrera para lograr estos sueños somos nosotros mismos con nuestras dudas, inseguridades, desconfianzas y, sobre todo, miedos. En esta charla, Mario Alonso Puig nos muestra cómo vencer y superar todas estas barreras, enfrentarnos a estas complicaciones y, finalmente, llegar a construir nuestro sueño.Por último, en el vídeo insertado al final, en el que se puede ver la escena de la película, "Cosas que nunca te dije", de Isabel Coixet, en la que la protagonista llama al teléfono de la esperanza.
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