¿Qué te gustarla que recordaran tus hijos de su infancia?
¿Te gustas como madre o padre?
¿Recuerdas aquellos instantes?
¿Recuerdas el miedo?
¿El dolor?
¿Recuerdas lo vulnerable que te sentías en aquel momento rodeado de extraños?
¿Reconoces a aquella joven madre que sostenía en sus brazos a aquel recién nacido?
¿Reconoces esa ilusión en su mirada?
¿Ese amor incondicional hacia un ser que comparte tu alma?
¿Reconoces la cara de la felicidad compartida al vera tu hijo dar tus primeros pasos?
¿Reconoces el miedo?
¿Los rasgos de la angustia de su primera enfermedad? ...
Como docente,
¿Recuerdas a aquella niña que un día fuiste?
¿Recuerdas aquellos instantes como alumna que se iniciaba?
¿Recuerdas tu miedo?
¿Recuerdas lo vulnerable que te sentías rodeada de nuevos extraños o ante un docente distante o amenazante?
¿Reconoces o recuerdas la ilusión de tu mirada ante un primer día de clase?
¿El miedo ante una situación problemática?
¿Los rasgos de la angustia que sentías en esos momentos? ...
Han pasado muchas cosas desde entonces, ¿verdad?
Porque antes de docente, durante o después, fuimos padres. madres o personas.
Porque siento como tú, que eres madre, padre, docente o persona, mi trabajo como docente.
Porque tus alegrías son las mías, tus penas, la de nuestros hijos y alumnos son las nuestras.
Porque tú y yo tenemos algo que nos une.
Algo que va más allá de lo imaginable.
Lo más grande.
Lo más valioso.
Lo mejor de nuestras vidas.
Docentes, padres, madres... compartimos lo mejor de nuestras vidas.
Ambos somos necesarios e imprescindibles para eso que nos traemos entre manos.
Seamos pilares que sustentes vidas que se desarrollen y logren autonomía y felicidad.
Lo mejor de nuestras vidas
Lo mejor de nuestras vidas
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