Una simplificación bastante recurrente en las teorías neoliberales sobre la enseñanza y el éxito en la vida se sustentan en señalar que el verdadero mérito depende únicamente del esfuerzo individual. Es decir, que para que te vaya bien en la vida, basta con tener dedicación, un carácter íntegro y nunca rendirte.
Vamos, que única y exclusivamente es cuestión de codos.
Lo malo es que muchos docentes se agarran esta versión para descalificar a muchos alumnos conflictivos, partiendo de una posición negativa hacia ellos, que condena a estos alumnos y a la vez "justifica" su labor, su no labor o incluso su labor negativa.
No vamos a caer tampoco en posturas deterministas. Es obvio que alumnos con escaso recursos salen adelante y alcanzan cotas de desarrollo importantes. En ocasiones, se debe a una familia humilde, pero con las ideas claras y en otras, a la simple casualidad o se desconocen las razones (a veces resulta inexplicable cuando vemos a alumnos que salen adelante en situaciones económicas y sociales complicadas (las sociales son aún peores).
Pero, es evidente que los que nacen en estas condiciones, tienen más papeletas para estar condenados al fracaso. Resulta duro sacar adelante unos estudios en contextos económicos difíciles, pero lo que resulta aún más complicado es sacarlos adelante cuando tu familia carece de la mínima cultura, de aprecio por la enseñanza, educación cívica o tiene problemas con las drogas o inestabilidad emocional.
La educación tiene la obligación de romper este círculo vicioso del fracaso social. Obviamente, cuando digo la educación, no me refiero a los docentes en exclusiva, sino a toda la sociedad y a los gobernantes. Pero esta responsabilidad compartida no exime de la misma a los docentes.
La educación tiene la obligación de romper este círculo vicioso del fracaso social. Obviamente, cuando digo la educación, no me refiero a los docentes en exclusiva, sino a toda la sociedad y a los gobernantes. Pero esta responsabilidad compartida no exime de la misma a los docentes.
Muchos alumnos, lo más parecido a una educación ciudadana y al respeto lo ven en los centros educativos. Crecen en situaciones realmente malas y carecen de las más mínima empatía y respeto por el otro y por ellos mismos. La sociedad, sus políticos y los docentes no pueden mirar para otro lado creyéndose justificados en la "falta de codos", porque no es así. Cada actor social deba aportar lo que le corresponde para terminar con este círculo vicioso.
En este sentido, vale la pena ver esta tira cómica del ilustrador australiano Toby Morris (@XTOTL). En ella, Morris resume perfectamente la diferencia entre nacer en un contexto social y económicamente favorecido o en otro no favorecido. El cómic me lo envió mi hijo, que no creció en un ambiente desfavorecido, pero no por ello deja de tener conciencia social y es capaz de empatizar con otras realidades.
Podemos aprovechar los cómics de Toby Morris, The Pencilsword, como herramientas de reflexión crítica en las clases de inglés. También puedes ver esta tira en español que ha sido traducida de forma libre por Marcianosmx.com.
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