Me encanta leer artículos que hablen de Finlandia, como éste de Cuadernos de Pedagogía, porque rompen los tópicos que aquí se suelen usar con frecuencia sobre la educación, generalmente retrógrados y añorantes de una enseñanza en dictadura que nunca fue como se idealiza.
No es que en Finlandia no deban tener sus problemas (en este buen artículo se analizan algunos de ellos) pero no van en la línea retrógrada que se quiere aplicar aquí, tanto por parte de un sector del profesorado que pretende una vuelta a un sistema que nunca existió, que sólo atendía a una minoría de la población y que no valdría para los tiempos en los que vivimos con una enseñanza repetitiva y sin resolución de problemas (esa que pretendemos seguir haciendo o potenciando y que genera fracaso).
También por parte de las administraciones que creen que con la presión y la burocratización de las tareas docentes van a resolver algo.
Es obvio que uno de los éxitos del sistema finlandés tiene mucho que ver con el considerar a la educación un asunto prioritario de estado, tanto por interés como por porcentaje del P.I.B. invertido. No en vano, consideran la inversión en educación como eso mismo, una inversión. (sin salir de España encontramos estudios económicos que lo avalan pero no se les hace caso). Aquí se considera un gasto y un derroche a recortar.
También tendrá mucho que ver el bajo índice de corrupción y el alto índice de democracia, impensable por "estos pagos".
En definitiva, aquí cuando se habla de fracaso "escolar" (nunca social) se tiende a mirar para el pasado, mientras que en Finlandia se creen las reformas que aplican y éstas no suponen más burocracia (aquí lo solucionamos todo con papeles alejados de la realidad y con siglas cambiantes un año sí y el otro también, dictadas desde mesas que no tienen alumnos delante de ellas) ni fomentar el descontento del profesorado.
Sin más, les dejo con una selección de aspectos que destaco del artículo y con un enlace al propio artículo desde donde puede descargarse.
- En 1968, Finlandia fue de los primeros países en adoptar un sistema comprensivo.
- No hay selección en ninguna de sus etapas. Todos los alumnos aprenden en las mismas aulas, sin separación por niveles de aprendizaje.
- El sistema se acomoda y responde a las necesidades individuales, sin necesidad de evaluaciones externas, ya sean diagnósticas o sumativas, que florecen y se extienden como una plaga por toda Europa.
- Cuando la Inspección acude a evaluar una escuela, intenta proporcionar apoyo y posibilidades de desarrollo profesional que redunden en una mejora de la escuela.
- La evaluación externa, que es muy limitada, proporciona evidencias y da orientación y estímulo.
- Los profesores finlandeses no son observados con lupa por la administración y por las familias. No están saturados de tareas burocráticas y administrativas. Cuentan con libertad y estímulo para experimentar en sus actividades de enseñanza e interpretar el currículo oficial. Y, sobre todo, se les valora y respeta.
- Les preocupa la desafección escolar, que los niños y jóvenes transiten por el sistema acumulando desinterés. Si alguien presenta algún problema se le ofrece ayuda cuanto antes. “La intervención temprana es eficaz y rentable”. “Todo gasto y esfuerzo se da por bien empleado si se consigue que los niños y los adolescentes vayan asumiendo la responsabilidad de su propio aprendizaje,”
- En Secundaria no tienen más de media hora de deberes cada tarde. No llevan uniformes, no necesitan timbres ni sirenas para acudir a las clases.
- El profesorado piensa que se obtienen mejores resultados haciendo más caso a los alumnos con dificultades que dedicándose a los brillantes. La idea es que los más capaces pueden echar una mano sin que su progreso se resienta. Alumnos y profesores se llaman por sus nombres de pila.
- Parece haber un acuerdo tácito de que la escuela es un lugar de trabajo. Puede ser que lo que hacen dentro tenga interés y sea divertido, pero tanto el profesorado como el alumnado y las familias entienden de modo instintivo que la escuela es un lugar de esfuerzo y de persistencia. El finlandés cuenta con una palabra “sisu” que hace referencia a esta actitud especial.
- Siguen en el nº 1 en el índice de países con menor corrupción. Son el nº 1 en el ranking de los países más democráticos.
Artículo original de Cuadernos de pedagogia.
Autor Alejandro Campo
Hola,
ResponderEliminargracias por publicar entradas sobre el sistema educativo finlandés. Me interesa el tema y te agradezco que compartas la información que encuentras.
Saludos bloggeros.
Gracias a ti Yolanda. Compartimos interés.
ResponderEliminarUn saludo