Mario Di Santo, licenciado en Educación Física y Ciencias de la Educación, asegura que el cuerpo humano “no está preparado para la falta de movilidad”. Destacó el rol de la gimnasia.
Aunque advierte: “En la sociedad de la opulencia y la era del delivery la salud no se consigue con el “Llame Ya”, es una construcción de un proyecto de vida comunitario. No hay que practicar deportes para estar bien, sino estar saludablemente bien para hacer deporte”.
Licenciado en Educación Física y en Ciencias de la Educación, Di Santo es especialista en flexibilidad, preparación física y actividades físicas adaptadas. Además es autor de diversas publicaciones, entre ellas del libro: “Flexibilidad, teoría, técnica y metodología”.
Estuvo la semana pasada en Neuquén en un curso que se realizó en el Consejo Provincial de Educación organizado por la agrupación Capacitación en Actividades Físicas y Salud. También estuvo en Ciudad Deportiva, en una charla abierta que programó -aprovechando su presencia en la ciudad- la Subsecretaría de Cultura y Deporte.
¿En la sociedad actual se hace menos deporte?
La evolución de la tecnología en lugar de generar más tiempo libre para movernos más, está fagocitando esta dimensión quinética del ser humano. Y como tenemos una biología preparada para el movimiento aparecen todos estos grandes problemas que en principio podemos clasificar en tres grandes grupos: alteraciones metabólicas, alteraciones músculo-esqueléticas y los problemas cognitivos por el gran vínculo que existe entre ejercicio físico y desarrollo de la masa encefálica. Aristóteles decía: primero la gimnasia, luego la medicina y después la cosmética. Hoy los conceptos están cambiados y es al revés.
Por eso la educación física, la gimnasia, está hoy al servicio de la medicina, cuando la medicina debería ser auxiliar de la educación física. Ya lo decían nuestros filósofos, Kant repetía que es inmoral dejarse estar. Porque el deber moral es estar bien para no ser una carga para nadie y ayudar a otros.
Schopenhauer, otro gran pensador, sostenía el valor de la actividad física diaria para poder pensar e incluso el mismo nadaba una hora todos lo días. Decía que es incompatible la turbulencia interior con la pasividad exterior. El cuerpo humano es un torbellino de acciones. Hay un gran movimiento microscópico en el cuerpo humano y eso no puede ser correspondido con falta de movimiento exterior.
¿Cómo está afectando a la sociedad la falta de movimiento? LEER +
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