Se me acaban las palabras. Creo que el mediterráneo se convirtió por momentos en un océano de alegría y pena.
Les dejo, un pequeño cuento adaptado.
"Parábola Blogmaníaca de la Educación"
Iba un blogmaníaco caminando por Jacarilla, cuando oyó la voz de Conchita que le dijo: "Agáchate y coge unos guijarros, mételos en tu bolsillo y mañana te sentirás a la vez triste y contento."
Aquel blogmaníaco hizo caso de las palabras de Conchita. Se inclinó, recogió un puñado de guijarros y se los metió en el bolsillo.
A la mañana siguiente, vio que los guijarros se habían convertido en diamantes, rubíes y esmeraldas.
Y se sintió feliz y triste a la vez.
Feliz, por haber cogido guijarros, triste por no haber cogido más.
Lo mismo ocurre con lo educación.
Lo que realmente aprendemos se convierte en nuestro tesoro con el paso del tiempo. Lo que no aprendemos un día, nos pesa cuando vemos su necesidad y miramos atrás haciéndonos conscientes del momento en el que no fuimos capaces de valorarlo.
Epílogo:
Aquel blogmaníaco no se contentó con coger un puñado, sino que se agachó nuevamente, cogió otro y lo metió en su otro bolsillo.
Aquel blogmaníaco no se conformó con llenar sus bolsillos, sino que quiso compartirlo con el resto de blogmaníacos. Y fue en búsqueda de los demás para contárselo.
Juntos escucharon la voz de Conchita y llenaron sus bolsillos de guijarros. Confiaron en su palabra, descubrieron guijarros de distinta composición y se enriquecieron ya antes de su conversión en piedras preciosas, porque comprendieron que el verdadero tesoro estaba en ellos y en la búsqueda que habían realizado.
Aquellos blogmaníacos no se conformaron con descubrir el tesoro, sino que se dirigieron a Conchita para agradecerle y compartir su tesoro de guijarros.
Pasaron los años, y aquellos blogmaníacos, no olvidaron su tesoro, y con la perspectiva que nos da la capacidad de mirar atrás, valoraron su tesoro de piedras preciosas y comprendieron que el verdadero tesoro eran ellos.
Se reunieron de nuevo, supieron los unos de los otros y decidieron compartirlo nuevamente con Conchita.
Y colorín colorado, no se crean que este cuento se ha acabado.
Quedan muchos cuentos por contar sobre las andanzas venideras de estos blogmaníacos. A buen seguro que compartirán algunas con nosotros y sabremos de sus aventuras y logros.
Gracias, amigo, por estar siempre a nuestro lado: has hecho el día de hoy un poco más llevadero.
ResponderEliminarHay una frase en tu cuento con la que estoy totalmente de acuerdo "el verdadero tesoro eran ellos". Yo no sé si ellos lo habrán comprendido así, pero yo intenté transmitirles eso todos los días...
En el fondo yo no quiero que nadie se entere de que soy una "infiltrada" en esta profesión, que sólo busca tesoros para su satisfacción y aprendizaje personal. Este curso los he recibido a montones...
Del Mediterráneo y del Atlántico, por cierto...
Y no sigo que me ha entrado arenilla en los ojos...
Un cariñoso abrazo, my friend.
Precioso cuento el que dedicas a esos blogmaníacos de los que yo he aprendido tanto durante este curso. Claro que seguirás escribiéndo cuentos porque eres un ser generoso y sensible . Conchita se emociona al leer tus palabras y casi que me emociono yo también . Creo que podeis estar contentos Conchita y todos los que como tú la habeis apoyado .
ResponderEliminarAprovecho para desearos felices vacaciones de verano y enviaros un fuerte abrazo.