Podría llamarse Jovita, Feli, Erasmo, Celestino, José Andrés... o tantos otros y otras anónimos que han ido dejando su estela e impronta generación tras generación sin salir en la prensa ni siendo titulares de grandes corrupciones, sin amasar fortunas de esas, pero siendo ricos en las otras, en las verdaderas.
Me he encontrado esta maravilla que dejo al final. Creo que sirve para rendir homenaje a todos ellos, a los que trabajaron con ánimo y tantas veces contra corriente y que ahora obtienen merecido descanso.
Tuve la fortuna de conocer a Feli en la red gracias a Conchita. Pronto pude saber que estaba a punto de jubilarse. Viendo su blog, nada lo presagiaba, pues desbordaba ilusión 2.0 en todo momento. Me río yo de la natividad 2.0 cuando veo a personas como ella rebosando ganas de aprender.
Lo cierto es que se jubiló, pero una auténtica maestra no se jubila nunca, se toma un tiempo sabático. Claro que estaba cansada y que merece un descanso ganado a pulso, pero una auténtica maestra nunca deja de enseñar. Lo hará de otra manera, porque su vida es aprender.
Los maestros también nos vamos haciendo mayores y nos va tocando ponernos las zapatillas y leer cuentos a nuestros nietos ¿Verdad amiga Ana? ¡Qué ilusión la de ser abuela! Amiga Enriqueta, sé que tú también los tienes bien preparados en un arcón mágico.
Sirvan estas modesta líneas de homenaje a todas esas Jovitas anónimas que se han ganado un merecido descanso de bellas, auténticas y apreciadas arrugas por parte de la Tribu 2.0
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