En este artículo para la revista
de CEAPA, el catedrático Manuel de Puelles afirma que la educación
pública es la que puede afrontar con más garantías de éxito retos
derivados de la globalización y la crisis actual, como la integración
social, la interculturalidad y la cohesión territorial, entre otros. Por
ello señala la necesidad de trabajar por una educación pública para
todos los ciudadanos, moderna, democrática, de calidad, basada en la
transmisión de conocimientos y en la formación de ciudadanos. Denuncia
que algunas comunidades autónomas, al ahogar a la pública con recortes y
restricciones presupuestarias, regresan al modelo decimonónico de
escuela pública como “escuela de los pobres” subsidiaria de la privada.
Catedrático de Política de la Educación. UNED
Con la Revolución francesa surgió en Europa la modernidad y con ella el nacimiento de un sistema público de educación. De esta forma, la escuela pública se convirtió en una institución central en la mayoría de las sociedades europeas. En España, en cambio, la centralidad de la escuela pública no fue una constante durante gran parte de nuestra historia. Más aún, nació en el siglo XIX como la “escuela de los pobres”, como una escuela residual, subsidiaria de la escuela privada que, obvio es decirlo, fue durante el citado siglo una escuela para las llamadas “clases acomodadas”.
En el siglo XX el regeneracionismo liberal, primero, la Segunda República después, trataron de transformar la “escuela de los pobres” en una escuela nacional que albergara a toda la población, haciendo suyo el viejo sueño de un ilustrado como Cabarrús cuando reclamaba para España una escuela para todos: “grandes [y] pequeños, ricos y pobres; [todos] deben recibirla igual y simultáneamente. ¿No van todos a la Iglesia? ¿Por qué no irían a este templo patriótico?”. LEER +
Vía YoEstudiéenlaPública
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