En una biblioteca prácticamente vacía, un hombre es interrumpido mientras lee para recibir de manos de un fantástico personaje un bonito globo rojo.
En otro lugar de la misma biblioteca, un niño solitario mira ensimismado los dibujos de “El Principito”, descubriendo con ilusión que va vestido igual que él.
El hombre y el niño están destinados a conocerse, y comienzan un diálogo sin palabras. A través de un juego en el que el niño empieza unos dibujos que el hombre debe terminar, descubrimos el amor por los libros, la inocencia infantil, y la capacidad del Arte para dar la libertad.
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