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lunes, 9 de mayo de 2016

Aprendizaje centrado en el grupo

Los que venimos del mundo de los deportes colectivos y obtuvimos algunas enseñanzas positivas de ello (también negativas), bien sabemos que la construcción de un equipo, de un espíritu de equipo, es algo básico.

Recuerdo bien aún mi primera experiencia seria como entrenador. Entrené durante cuatro años a un equipo en edad de formación. Ya era un buen equipo cuando me hice cargo del mismo. Como era un entrenador novel, todo mi reto consistía en hacerme con el equipo y lograr que continuara progresando. Ese objetivo lo logré en buena medida, pero también de los errores cometidos recibí mis mejores enseñanzas.

En el baloncesto tradicional, los equipos estaban conformados por un quinteto que únicamente era movido por circunstancias imperiosas como faltas personales o lesiones. Ya por aquel entonces, los más avanzados entendían la importancia de tener un buen sexto hombre que marcara las diferencias.

El equipo que dirigía por aquel entonces progresó en su conjunto, pero realmente yo no supe hacer equipo. Tenía dos bloques. Un muy bueno y el otro a bastante distancia. Si bien es cierto que todos mejoraron en los cuatro años, más cierto es que no lo hicieron de la misma manera y la disociación de los dos grupos se mantuvo intacta. La razón, no fui capaz de construir equipo, sólo de mejorar individualidades. A lo sumo tenía un equipo y otros jugadores más. Pero eso en realidad no es un equipo.

Llegamos a las finales como favoritos. Pero el partido comenzó a ponerse cuesta arriba cuando nuestro pivot alcanzó pronto las tres faltas personales. Y claro, el equipo no estaba preparado para serlo. Su sustituto no estaba acostumbrado a tomar responsabilidades y a jugar momentos decisivos. El equipo al completo era una duda y el que más dudaba era su entrenador. Perdimos ese partido por tres puntos.

De regreso a casa, el ver las caras de los jugadores y las lágrimas incontenibles de muchos de ellos, me hizo aprender la primera y dura gran lección.

El baloncesto español fue evolucionando y las influencias de la NBA nos fueron llegando. Comenzaron las rotaciones en los equipos. Si tienes 10 jugadores acostumbrados a rendir y a jugar momentos decisivos, siempre ganarán a un equipo de cinco que apenas descansen. Los que son menos buenos, irán mejorando con el tiempo y lo que es más importante, se sentirán parte importante del equipo y estarán acostumbrados a disfrutar de minutos decisivos. El equipo basado en cinco jugadores, cuando necesite al resto, siempre los encontrará dubitativos e inseguros. Y está claro que tarde o temprano se encontrará con esta situación y la sufrirá.

Llegó mi segunda experiencia de cuatro años como entrenador. Me encontré con un equipo desmoralizado que venía de quedar muy mal clasificado. En nuestro primer partido, un jugador logró pasar la cincuentena de puntos, mientras el resto no logró sumar más de 10 puntos.

Con las enseñanzas que nos proporcionan los fracasos, lo vi claro: debía construir equipo.

Al cabo de los años, recuerdo aún el que considero el mejor partido. Nos enfrentábamos a un equipo con el que habíamos sido derrotados en la primera vuelta de la liga. No éramos los favoritos y el otro equipo venía proclamándose campeón antes de jugar contra nosotros. Ese partido lo ganamos por una diferencia de 28 puntos, pero eso no fue lo más importante. Lo más destacado fue que nuestro mejor jugador únicamente logró 9 puntos, sin embargo, fue su mejor partido. Repartió juego e hizo jugar al resto. La mayor parte del equipo logró superar la decena de puntos.

Es obvio que los mejores equipos no los conforman los mejores jugadores. Es cierto que si los mejores jugadores logran formar un buen equipo, pueden ser imparables.

Esto traducido a la enseñanza y al futuro de nuestros alumnos, viene a decir que de nada sirva una sociedad de los mejores, si no logramos desarrollar las potencialidades de todos y cada uno de los miembros de una clase o un centro educativo.

La sociedad, cada vez más, demanda personas que sepan trabajar en equipo. Y los docentes no sabemos hacerlo, incluso nos da miedo, nos solemos sentir perdidos y a las primeras de cambio abandonamos. Fuimos educados en la fila y el asiento individual. Lo peor es que seguimos haciéndolo y tenemos un miedo contumaz a perder el control de la situación. Y claro, terminamos perdiéndolo.

Si algún mérito se le reconoce a la enseñanza finlandesa, es el hecho de no abandonar al que va peor, sino tratar de conseguir la mejora del conjunto.

Una sociedad basada en el equipo, en la búsqueda del bien común, es una sociedad más madura, con más valores y en la que fluyen mayores cotas de felicidad. Sumar sinergias, que diría mi buena amiga Mercedes.

Esto no sólo es deseable, es que además, mucho estudios van confirmando que resulta mejor. Incluso la sociedad capitalista obsesionada en lograr las mayores cotas de rendimiento lo va entendiendo (aunque no sea la lógica imperante en unos momentos en los que se busca enloquecidamente el beneficio de unos pocos en contra del de la mayoría). Hasta esta sociedad capitalista, cuando se sienta y deja sus obsesiones y mantras atrás y se centra en descubrimientos y estudios científicos, sabe que los buenos equipos centrados en el bien común logran cotas más altas de desarrollo.

Para ello, es fundamental alejar la enseñanza de los logros por premios, de los palos y zanahorias y enfocarla en la consecución de metas y objetivos comunes, respetando la individualidad de sentirse valorado como persona desde la horizontalidad en las relaciones, sin tener miedo al error y sintiéndonos apoyados cuando nos equivocamos, que en definitiva, es cuando más lo necesitamos.

Siempre miré con cierta envidia a los buenos equipos de voleibol. Sus componentes se animaban más cuando fallaban. Cuando acertaban, no era necesario.

Daniel Pink nos da alguna pautas para potenciar la motivación de los alumnos y enfocar el trabajo en clase y termina señalando como las organizaciones en aprendizaje, las empresas que saldrán fortalecidas de esta crisis, son las que fomenten «maximizadores de propósito, no maximizadores de beneficio».

Google realizó un estudio, el Proyecto Aristóteles,  para entender la razón por la que unos equipos funcionaban mejor que otros. Una nueva investigación que revela sorprendentes verdades acerca
de por qué algunos grupos de trabajo prosperan y otros fallan. El New York Times, nos revela lo que aprendió Google en su intento de saber cómo construir el equipo perfecto.

Lo que Google descubrió en su estudio era que los mejores equipos no estaban formados por las personas más inteligentes, ni por personas con los mismos intereses, ni con similar formación. Los investigadores llegaron a la conclusión de que, finalmente, lo que distinguía a los "buenos" "equipos" de los grupos disfuncionales fue cómo los compañeros del equipo se tratan entre sí.

A medida que los investigadores estudiaron los grupos, sin embargo, se dieron cuenta de dos comportamientos que todos los buenos equipos compartían:
  1. En primer lugar, en los buenos equipos, los miembros hablaron en aproximadamente en la misma proporción. Todo el mundo hablaba durante cada tarea con igualdad en la distribución de los turnos de conversación. Por el contrario, si sólo una persona o un pequeño grupo hablaban todo el tiempo, la inteligencia colectiva disminuía.
  2. En segundo lugar, los buenos equipos todos tenían "alta sensibilidad social media'', eran diestros en intuir cómo los demás se sentían en función de su tono de voz, sus expresiones y otras señales no verbales. Parecían saber cuando alguien se sentía molesto o excluido. La gente en los equipos ineficaces, por el contrario, tenían, como grupo, menor sensibilidad hacia sus compañeros.
El Proyecto Aristóteles es un recordatorio de que cuando tratamos de optimizar todo, a veces es fácil olvidar que el éxito se construye a menudo en las experiencias y en las interacciones emocionales y en cómo nos hacen sentir nuestros compañeros.

Alguna vez te has preguntado ¿cómo está funcionando el grupo clase, el grupo de profesores, el centro en su conjunto?

En las clases o en las reuniones del equipo de profesores:
¿Algunas personas dominan las reuniones del equipo?
¿Otras personas se quedan habitualmente en silencio? Incluso cuando se les pregunta si tienen algún problema, ¿se apresuran a evadir la respuesta?
¿Se evita la realización de preguntas difíciles? Sin embargo, cuando se habla en privado, ¿tienen muchos problemas y retos a enfrentar?
¿Por qué algunas personas evitan comprometerse?
¿El líder del equipo critica a los miembros del equipo?

Fuera de las reuniones del equipo:
¿Las componentes menosprecian al equipo o cuestionan su valor?

Gran parte de lo que genera la cohesión del grupo tiene que ver con si los miembros del equipo se sienten seguros de compartir sus ideas, pensamientos, inquietudes y opiniones. 

En 2012, Google lanzó el Proyecto Aristóteles para tratar de construir el equipo perfecto. Los expertos estudiaron a 180 equipos para averiguar por qué algunos grupos funcionaban bien y otros no. No encontraron ninguna evidencia de que la composición del equipo fuera decisiva en los resultados. 

Lo que encontraron fue que la seguridad psicológica era vital para el éxito de un equipo. Esto incluía igualdad en la distribución de los turnos de conversación y una sensibilidad social media de sus miembros, no como una distribución mecánica, sino basada en la confianza y el sentimiento de seguridad.

En pocas palabras, lo que importaba era un sentimiento, la sensación de estar a salvo en el grupo. Los miembros de un equipo se desempeñan mejor cuando se sienten seguros. Sentirse seguro se encuentra en relación con tener el mismo tiempo para hablar.

Los investigadores llegaron a la conclusión de que sentirse seguro es el ingrediente secreto para el buen funcionamiento de un equipo.

La horizontalidad, la participación, el sentirse seguro y arropado más allá de la brillantez individual, es lo que hace avanzar a los grupos y desarrollar la inteligencia colectiva, permitiendo a cada uno de sus miembros dar lo mejor de sí mismos y al conjunto del grupo, multiplicar su valor. Ningún alumno, por bajas que puedan ser sus cualidades, merece no ser escuchado y tenido en cuenta, a la vez que sus aportaciones se tornan decisivas para el buen funcionamiento del grupo y para lograr una mejor sociedad.

Cuando se abandona a los "flojos" o a los de "peor comportamiento", una sociedad está condenada al fracaso. El neoliberalismo salvaje es un claro ejemplo del fracaso de una sociedad.

En las aulas, todos deben sentirse escuchados, importantes, valorados bajo la lupa del efecto pigmalión, máxime ahora que sabemos que el éxito del conjunto depende de la valoración y la seguridad de todos y cada uno de sus miembros y esto implica una educación cargada de valores en ese sentido y en el desarrollo de la inteligencia emocional y social. 

Cuando alguien se siga preguntando por la importancia de saberse al dedillo la lista de reyes de la casa de los austrias (toda una evolución haber abandonado la lista de los reyes visigodos), podremos decirle que el buen funcionamiento del grupo clase es bastante más importante, no solo para obtener mejores rendimientos, sino, sobre todo, para tener una sociedad y un mundo mejor. Éste y no otro, debería ser el fin de cualquier buena educación.

Fuentes:
What Google Learned From Its Quest to Build the Perfect Team.
La sorprendente verdad sobre qué nos motiva.





lunes, 12 de octubre de 2015

La Trituradora de Sentimientos #Motivación @danariely

¿Qué nos incentiva a trabajar? 


  • En contra de la opinión general, es algo más que el dinero. 


Pero tampoco es precisamente el disfrute. 
  • Parece que la mayoría de nosotros se siente mejor cuando realiza progresos continuos y cuando encuentra un propósito

¿Cuántos trabajos de alumnos no son ni mirados o ellos ignoran que son mirados?

¿Cuántos trabajos no son expuestos a sus compañeros de clase o a otro grupo?
¿Cuántos acaban en la trituradora de los sentimientos?

El economista del comportamiento Dan Ariely
nos ofrece dos experimentos reveladores que nos dan a conocer las impredecibles y sutilmente diferentes actitudes que tenemos frente al sentido de nuestro trabajo. (TEDxRiodelaPlata).

Transfiere alguna de las conclusiones que extraigas de este interesante vídeo a tu práctica cotidiana y a la manera en a que valoras (consciente o inconscientemente) el trabajo de tus alumnos.






martes, 22 de septiembre de 2015

Frente al "profesor graciosillo", Efecto Pigmalión

Frente al "profesor graciosillo", Efecto Pigmalión

Como docentes, nuestra labor principal debe ser la tender una mano e impulsar y no hundir y que nuestro brazo sea un peso en sentido contrario.
"Te vas a caer, tú no vales para esto".
Se va a caer. No hay más opciones, porque le has hecho creer que no hay más opciones.

Si en lugar de eso le dices:
"Corre, vuela, no te detengas. Si te caes estoy aquí para ayudarte a levantarte"
Tenemos una responsabilidad ineludible como docentes en cómo hablamos a nuestros alumnos, en cómo los tratamos, porque nuestras palabras tienen un poder más grande de lo que nunca hubiéramos imaginado.

Cada día tenemos la opción de cortar las alas de nuestros alumnos hablando del miedo y de la incertidumbre o podemos dejar que nuestras palabras les empujen hacia sus metas confiando en la capacidad infinita que hay dentro de todo ser humano.

Se conoce como Efecto Pigmalión y funciona en cualquier momento de nuestras vidas.

* No te pierdas el vídeo

También puedes ver:
padres cortar alas etc 


lunes, 21 de septiembre de 2015

Rétate

Llevo un tiempo dándole vueltas a desarrollar estrategias y actividades que lleven a los alumnos a buscar y descubrir su propia fuerza interior y ayudarles a generar su propia motivación. 

No te asustes, no me estoy poniendo zen, aunque un poco de su calma sí que nos vendría bien en esta sociedad tan acelerada.

Me propongo indagar y potenciar maneras de fomentar la motivación intrínseca en los alumnos como verdadero motor que les permita progresar en sus estudios y en sus vidas. De tal manera, que llegue incluso a compensar las taras que el sistema y sus actores, les puedan generar.

Ardua empresa, de difícil consecución, pero estoy empeñado en ella.

Les he dicho a los alumnos que lo que hagamos será más importante que aprobar todas las asignaturas, que también. Será importante para sus vidas. Hemos hablado sobre las cosas que les proporcionan energía, de estrategias para superar las cosas que no les gustan o les gustan menos, a emplear el pensamiento alternativo y a cambiar el punto de mira cuando algo no les ilusiona, buscando entonces los aspectos que más les puedan atraer.

La primera cosa que les he planteado es que, durante unos días, piensen en un reto voluntario que se pongan a sí mismos y que busquen a un compañero que lo verifique. Se plantearán un reto libre cada trimestre. Al final del mismo, deben verificar su consecución con un compañero que hará de colaborador, no de notario. El reto y, posteriormente, el resultado con un comentario, lo compartirán en un documento de Drive en Classroom, junto a un comentario, con el resto de la clase.

Por último, dedicaremos una sesión a reflexionar al respecto.

Lo cierto, es que estoy disfrutando mucho de las clases desde que estoy en ello (a ver lo que me dura-cell). Lo que más me ilusiona, no es únicamente que los nuevos alumnos estén sorprendidos pensando si el nuevo profesor está algo mal de la azotea, sino que a los repetidores, los veo totalmente enganchados. 

El tiempo dirá si progresamos adecuadamente en este empeño.

sábado, 5 de septiembre de 2015

La Educación Sexy

Ashton Kutcher en la charla

Debemos cambiar los parámetros por los que se rige la valoración, la educación, la vida.

El actor Ashton Kutcher, conocido por haber protagonizado las películas "El Efecto Mariposa" (muy recomendable) y "Jobs", película en la que encarna a Steve Jobs, da una nueva versión de "ser sexy" ante miles de adolescentes durante la celebración de los premios Teen Choice Awards, unos premios donde los adolescentes estadounidenses eligen a sus actores favoritos. 

Conocida es la importancia que le dan los adolescentes al físico y, no nos engañemos, también los adultos. 

En ese contexto, Ashton Kutcher les dice que tienen que ser sexys, pero dejando de lado el físico y centrándose en cultivar su inteligencia.

Un consejo muy apropiado para la audiencia a la que se dirigía y para nuestros adolescentes que tanto sufren o se equivocan por esa razón.

Por último, Kutcher, realiza una invitación a los jóvenes a crear su propia vida sin limitarse a vivirla tal cual les venga.


jueves, 18 de septiembre de 2014

No es el niño, leches!

No soy muy dado a los exabruptos, ni leches es uno propio de mi tierra, pero, sinceramente, me salió del alma.

Alma, en su sentido más banal, es de lo que carece nuestro sistema deseducativo, nuestro sistema orwelliano.

Cuando asistes a una sesión de evaluación en la que una profesora trata de convencer a otros dos de que no aprueben a un alumno porque no está capacitado, siendo sus enrevesados "sentimientos" la medida de la capacidad de un alumno al que en el mejor de los casos le quedan dos años de capacidad...

No es el niño, leches!

Bien me decía mi sabia madre, sabia como todas las madres, educada ella y de buen carácter, que un coño a tiempo está bien dicho y evita que nos pongamos colorados en cien ocasiones más.

No es que yo sea especial, en absoluto. Sólo que en ciertos aspectos me he tenido que deseducar para intentar reeducarme durante largo periodo de tiempo, aunque, por momentos, lo dude.

Bueno, para no ganarme este calificativo de críptico, poco exacto hacia mi persona (aunque reconozco que a veces soy así cuando escribo) 

Y dejar claro que

Al grano. La amiga Rosa nos sorprendía con este tuit-post y pretendía que yo me ciñera a esos 140 caracteres tan impotentes en ocasiones.
Como

Voy a tratar de decir lo que siento y lo que creo.

En primer lugar, querida Rosa, he de reconocerte tu valentía por atreverte a pensar en alto y compartir con nosotros tus inquietudes, que no son ajenas a las de cualquier padre/madre que se precie.

Ya decía nuestro lejano Manuel Segura, que "enseñar a convivir no es tan difícil", salvo para quienes no saben qué hacer con sus hijos o con sus alumnos, que, por otra parte, somos todos los que no sabemos.

"Todos los niños pueden ser Einstein", pero esta escuela y esta sociedad cada vez más atropellada, no sólo se limita a continuar sin saberlo, sino, que por momentos, profundiza en cercenar personas.

Vamos a dejarlo claro de una vez por todas. Hace unos días que lo dije: permanecer 30 horas semanales sentado es malo a cualquier edad, pero castrante en la más tierna infancia y en la más hormonada de las adolescencias.

Al fin y al cabo, lo que diga yo, poco valor debe tener, pero no era yo, era una voz tan autorizada como la de Allen Frances la que lo decía: "Estamos transformando la inmadurez en enfermedad".

No en vano, continuaba: "... en vez de tratarla en clase, estamos gastando millones de dólares en medicamentos”.

Siempre hemos perseguido esa píldora mágica que nos resolviera todos los problemas, incluso los que no lo son.

Soy capaz de entender humanamente la impotencia de un profesor cuando se veante una realidad para la que no ha sido capacitado en un mundo de leyes interminables que olvida lo esencial: el niño.

Pero entiendo aún más al niño que se ve enjaulado en dos o tres escasos metros y se le niega hasa que haga ejercicio en su celda para mantenerse en forma y gastar sus energías biológicas .

El niño es movimiento. El ser humano es movimiento. Somos nómadas. Con grilletes, pero nómadas. Grilletes modernos, pero grilletes al fin y al cabo.

Tu hijo pinta cuadros en su imaginación, crea recreando. Tú, como la protagonista de "El cuadro" de Mercedes Salisachscon tus pocos ahorros pedagógicos (como todos), montas un modesto negocio que te permite acoger a tu hijo sin avergonzarte. Tu hijo se habitúa a hablar con el desconocido del cuadro hasta que un día salga de casa, sin decírselo a nadie, decidido a encontrar a ese desconocido que no es otro que el mismo. Afortunado por tener una madre que le deja soñar cuadros. Desafortunado por tener un sistema y unos profesionales cortos de miras. 


El mensaje de las rosas es una maravillosa parábola en la que nos enseñas cómo lograr nuestros sueños. Mejor aún, cómo lograr que los sueños de nuestros hijos se hagan realidad. Nos muestras en ella, que buena parte de nuestra infelicidad proviene de nuestra manía de vivir demasiado pendientes de la opinión de los demás. 

El principito nunca se debió marchar. Entre otras cuestiones, porque pocas veces se le permitió llegar. El regreso del Joven Príncipe nos hace recordar todo lo que no conviene olvidar: el amor, la fraternidad, la educación (no castración), la familia, los valores que son el cimiento de las sociedades civilizadas y humanas (cada vez más distantes). Va creciendo y un día regresará de la inocencia a la madurez, de lo cotidiano a lo trascendente, y de la tristeza a la alegría y el entusiasmo de vivir. Pero lo hará sin haber perdido la niñez interior que todos debemos conservar. Una paciente madre tendrá algo que ver en ese regreso que todos llevamos a cabo en algún momento de nuestras vidas. Y lo agradecerá.

Adel Faber y Elaine Mazlish deberían plantearse cambiar el título de su obra "Cómo hablar para que sus hijos le escuchen y cómo escuchar para que sus hijos le hablen", por el de Cómo hablar para que nuestros alumnos nos escuchen y cómo escuchar para que nuestros alumnos nos hablen. Mejor aún, directamente dirigirse al capítulo dos de Momo, hacer que las personas se parezcan libros llenos de vida y sueños y titularlo directamente, "Cómo escuchar para que nuestros alumnos nos hablen y se hablen a sí mismos y a los demás" ¡Qué poco sabemos escuchar...!

Gracias a la informalidad cada vez más formal del aprendizaje informal, tu hijo comprenderá "la elegancia del erizo", y juntos descubrirán la belleza de las pequeñas cosas, invocarán la magia de los placeres efímeros e inventarán un mundo mejor en el que sobrevivir gracias a la amistad, el amor y el arte.

Un día descubrirá que no está mal dar besos en la mejilla a las personas que queremos, tal y como su madre le enseña y escribirá su propio "Cuaderno de besos". Esos besos y esas caricias que nos salvan.

A diferencia de lo que proponía a sus alumnos el protagonista de la película (Robin Williams, "El club de los poetas muertos") a medida que pasa el tiempo y observo a mi alrededor, crece en mi la sensación de que dejamos lo esencial para después del funeral. Me refiero a la reflexión sobre las cuestiones importantes de aquello que da sentido a la vida, lo que la nutre, lo que aporta profundidad a nuestras experiencias, calidad a los momentos vividos, gratificación emocional e intelectual, vínculos afectivos potentes, islas de sentido, sensación de cumplimiento y de plenitud: aquello por lo que merece la pena hacer el esfuerzo de construir nuestra propia hoja de ruta y de comprometernos a hacerla realidad: "La Buena Vida".

Comentaba Ángel I. Pérez Gómez, en el prólogo de su libro "Educarse en la era digital", que tenía la impresión de moverse sobre una plataforma irregular, pero en todo caso bipolar por lo que no le resultaba fácil mantener el equilibrio. Sentía como uno de sus pies se apoyaba en el territorio de las ideas y prácticas innovadoras, mientras el otro se asentaba sobre un territorio más rocoso, firme aunque resquebrajado, de una realidad escolar obsoleta y desbordada, criticada por doquier pero resistente al cambio y contumaz en la defensa de las tradiciones y modos de hacer pedagógicos que si alguna vez tuvieron sentido (cuestionable para él y para nosotros) desde luego ya hoy no.

Difícil mantener el equilibrio como docentes, padres y madres ante una realidad que sitúa al alumno y su naturaleza como el problema y que busca en la salida fácil y falsa del negocio de la medicación, lo que debería buscar en las aguas de la educación emocional y la adecuación de la enseñanza a la naturaleza del ser humano, a sus necesidades vitales y a sus propios intereses y que descubra "El elemento" o los potenciales elementos que lleva cada ser dentro de sí mismo aunque lo ignore.

Hacer de nuestros hijos y alumnos los propios gerentes de sus sueños ("El gerente de sueños") es la mejor forma de motivarlos e involucrarlos en SU educación. Intrínsecamente, como no podría o debería ser de otra manera.

"Fish", "Historias de Fish", evitar los ambientes tóxicos que lejos de contribuir al desarrollo de las personas, los pervierten en favor de un sistema cada vez más orwelliano ("1984"). "Un mundo feliz" que podría ser una utopía, aunque irónica y ambigua: la humanidad es desenfadada, saludable y avanzada tecnológicamente. La guerra y la pobreza han sido erradicadas, y todos son permanentemente felices. Sin embargo, la ironía es que todas estas cosas se han alcanzado tras eliminar muchas otras: la familia, la diversidad cultural, el arte, el avance de la ciencia, la literatura, la religión y la filosofía. Alumnos tranquilos, silentes, a-maestrados (nunca peor y más realmente dicho, el ideal del mal docente). Profesores asilvestrados, relajados hasta la extenuación, con una sonrisa nada etrusca.  

No podemos, como hacía Salvatore, dejar de regalar sonrisas etruscas a nuestros alumnos e hijos que les intenten transmitir e infundir amor a la vida. Ya lo decía el gran Sampedro, críticos, pero vitales.

Conocerse a uno mismo es la fuente inagotable, nuestra "Brújula interior". Si no nos conocemos a nosotros mismos, difícilmente podremos ayudar a otros a que se conozcan a sí mismos. Si no amamos aprender, difícilmente podremos guiar a otros para que lo hagan. El otro no es el problema, el otro es la solución.

Cuando lo que predomina es la lógica aniquiladora de la intolerancia y la tiranía, d"el pozo y el péndulo", resulta una salida fácil, pero no conduce a ningún camino, salvo a un absurdo camino sin salida ni retorno que sólo pospone, cuando no arrebata, cualquier solución, cualquier vida. 

Nos conduce a "la isla desconocida", una triste y descarnada fábula del hombre moderno actual, tan actual como el "Ensayo sobre la ceguera". Ceguera social y cegera educativa que da al traste con tantas inquietudes sepultadas de alumnos que no se adaptan a un sistema, cuando debería de ser el sistema el que se adaptase a ellos.

Así que, amiga Rosa, "Aplícate el cuento": "La música está en mí", en tu hijo y en ti quiero decir. No dejes que ningún mal aventurero los despoje de ella. No olvides, que "Soy yo quien decide", tu y tu hijo quiero decir. Y, como en "la parábola de la educación" sigue acompañando a tu hijo a recoger guijarros y a disfrutar mientras lo hace. No en vano, cada día, la enseñanza formal (la castrante), tienes menos peso e importancia.

La música está en ustedes, no en los que desafinan creyéndose divos.

Prometí ser claro como un libro abierto. Sé que no lo he sido demasiado, pero también advertí que al escribir me vuelvo algo críptico.

Más no lo soy, por eso, querida Rosa, te digo que no sólo te entiendo perfectamente, sino que comparto inquietudes contigo como padre y como docente e intento aportar mis pequeñas soluciones,

¡"Malditas Matemáticas" y Ciencias Divertidas que nos hacen soñar para darnos de bruces con el día a día de los traficantes de pastillas! Bienaventurados los "Lewis Carroll" que nos transmigran al País de los Números y nos hacen correr las más increíbles peripecias y comprender que las matemáticas no son sólo útiles, sino también divertidas.

¡Feliz día de no cumpleaños!


domingo, 30 de marzo de 2014

Gamificación versus Aprendizaje Significativo


Si algo no me gusta y cuestiono desde hace tiempo de la enseñanza tradicional es su dependencia de la desfasada teoría del palo y la zanahoria, en la que el palo y la zanahoria son el aprobado y el suspenso, basados en la motivación extrínseca.

Defiendo, el desarrollo del gusto por aprender (que no estudiar). Mis reflexiones y lecturas en este sentido vienen de lejos. Cuando me planteé la educación de mis hijos, recuerdo que pensé en las personas próximas a las que les había ido bien tanto en la vida como en los estudios. En los tres casos y medio en los que me centré, nadie tenía que decirles nada ni en sus estudios, ni ahora en sus trabajos. Les apasionaba y apasiona lo que hacían. No necesitaban gasolina especial, eran autosuficientes y sostenibles en el tiempo. El medio caso que analicé, era yo mismo. Si algo me gusta, soy capaz de echarle horas en las que disfruto y si no me gusta, me puede costar horrores.

Los estudios neurocientíficos actuales vienen a reforzar mis impresiones. La motivación intrínseca funciona más y mejor que la extrínseca en la que nos hemos centrado de diversas maneras.

La última, la gamificación.

Es cierto que un buen juego y sus recompensas pueden motivar y enganchar a un niño, pero igual de cierto es que si su contenido no logra engancharlos de alguna manera, el juego está condenado al fracaso. Mi hijo se aficionó a la Historia y adquirió conocimientos, entre otras cosas, a través de los juegos de ordenador. Hoy en día, la Historia, sigue siendo una de sus aficiones, aunque se decantó por las Ciencias.

Con esto no quiero decir que se renuncie a la gamificación radicalmente, sobre todo si esta conlleva placer y gusto por el juego que desarrollan, sino que ésta debe fundamentarse también en la motivación extrínseca y no en la consecución de recompensas (aunque las hubiera). 

Un pequeño ejemplo de toda la vida. A los niños siempre les ha gustado montar en bicicleta. Para ellos es un juego sin más. El niño que integra totalmente su gusto por la bicicleta, seguirá montando en ella el resto de su vida. Si al niño de la bicicleta sólo le atrae ganar carreras, desde el momento en que encadene fracasos, abandonará la bicicleta. Más aún, cuando desaparezcan las carreras de su vida.

Por tanto, gamificación sí, en cuanto a dinámica jugada que genera placer, pero no limitada a estimulitos, tal y como plantea Linda Castañeda en su post Gamificación: explorando qué podía haber más allá de los estimulitos.

Creo que trabajar en el desarrollo de la motivación extrínseca se torna crucial en nuestros días, en los que no basta con los conocimientos y competencias adquiridos en la enseñanza (pongo conocimientos delante, porque sigue siendo así). El aprendizaje, en un mundo cambiante es necesariamente ubicuo y continuo, necesita ser, además, placentero.

Todos somos conscientes, a poco que lo pensemos, que la teoría del palo y la zanahoria ha llenado la vida de personas que una vez han logrado conseguir su carrera y situarse en la vida (desgraciadamente en muchas ocasiones en la vida de antes y no en la de ahora mismo) creen que ya no deben aprender más (aprendían para conseguir lo que lograron) y lo que es peor aún, no son felices en sus trabajos y generan más infelicidad a su alrededor.

Esta introducción viene a cuento de un estudio que acaban de publicar en la revista Child Development, "Motivated by Meaning: Testing the Effect of Knowledge-Infused Rewards on Preschoolers´ Persistence"de Aubry L. Alvarez, becario post-doctoral en la Northwestern University's School of Communication  y Amy E. Booth, profesora asistente en la Northwestern University.

Las conclusiones de su estudio, señalan que los niños en edad preescolar trabajan más duro en tareas aparentemente mundanas si son recompensados con nuevos conocimientos significativos en lugar de si se les dan una nueva pegatina o insignia. El informe, finaliza indicando que las investigaciones en este sentido,  deberían tener implicaciones en la forma en la que los profesores y los padres motivan a los niños pequeños 

Los resultados de su estudio muestran que los niños muy pequeños son realmente adictos a la información, motivados por el mejor "ah-ha" momentos, escribió Aubry L. Alvarez, becario post-doctoral en la Escuela de Comunicación y Amy E. Booth, profesor asistente de la Universidad Northwestern allí, en su estudio "Motivado por Significado:. Prueba del efecto del conocimiento Infusión recompensas en Persistencia niños en edad preescolar" Fue publicado en la edición de marzo / abril 2014 de la 

Los investigadores pidieron a 56 niños en edad preescolar para colocar 25 tees de golf de madera en un tablero de madera de 100 hoyos, luego recompensaban su esfuerzo en una de tres maneras diferentes. A algunos niños se les permitió elegir pegatinas, mientras que a otros dos grupos se les mostraron fotografías de animales o dibujos animados sobre artefactos confeccionados y se les facilitaba información relevante acerca de las imágenes o hechos al azar sobre los mismos.

Los niños en edad preescolar que tuvieron la oportunidad de aprender algo nuevo y significativo sobre lo que vieron eran más propensos a pedir otra ronda más que los niños de otros grupos.

Ofrecer conocimiento significativo es "una herramienta eficaz para mejorar la participación en la tarea de los niños en edad preescolar", señalaron los investigadores. Sugirieron que tales recompensas podrían ser útiles en la enseñanza de las operaciones matemáticas, por ejemplo, o para aprender a escribir cartas.

Resumen del artículo
La investigación y la teoría sugieren que los niños pequeños están muy en sintonía con la causalidad. Este estudio explora si los conocimientos significativos pueden servir de alicientes para la realización de tareas. Cincuenta y seis alumnos de 3 y 4 años de edad completaron una tarea de motivación tantas veces como deseaban, ofreciéndoles una imagen atractiva en cada logro. Cuarenta y dos niños elegidos al azar a recibieron: (a)  rica información sobre el tema, (b) información poco significativa en relación con la temática o (c) una recompensa tangible. Los 14 niños restantes participaron sin ofrecérseles recompensa. Los niños en edad preescolar completaron más ensayos cuando fueron recompensados con información significativa que los que fueron recompensados con información poco significativa, los que recibieron alguna insignia  o los que no obtuvieron ninguna recompensa. Los niños también mostraron una mayor tendencia hacia la persistencia de los conocimientos cuando los aprendizajes eran significativos que al recibir una recompensa tangible. Se discuten las implicaciones para la teoría y la práctica educativa.

Fuentes

*Nota: Me encontraba rebuscando un vídeo en este blog para completar este post y buscando también otros post que pudiesen estar relacionados y me lié como una persiana con muchos posts, por lo que he decidido varias cosas:
  1. Añadirlos en un post posterior
  2. Enlazarlo a este cuando lo tenga preparado
  3. Organizar algunas categorías más con temas de mi interés para facilitar el que sean encontrados