En algún lado había oído algo de la Fundación Theodora y sobre sus actividades con niños hospitalizados. Cuando llegué hoy al hospital, me encontré con un folleto de esta fundación y pensé mirarlo con más detenimiento al llegar a casa.
Por la tarde, apareció de improviso un Doctor Sonrisa, el Dr. Mocito,que vino a visitar a mi sobrino Enrique que se encontraba en el posoperatorio, además de a otros niños que se encontraban en la misma situación. Hizo gala de una gran simpatía y psicología con mi sobrino, con quién jugó, charló, le hizo trucos de magia, le recetó unos medicamentos especiales y nos hizo pasar un rato agradable,
El objetivo de la Fundación Theodora es aliviar el sufrimiento de los niños hospitalizados a través de
la risa. Para ello, organiza y sufraga las visitas de los Doctores Sonrisa, artistas profesionales
especialmente formados por la Fundación Theodora, a los niños ingresados en los hospitales en los que
trabajan.
¿Quién fue Theodora?
En 1993, los hermanos Jan y André Poulie crearon en Suiza esta Fundación en memoria de su madre, Theodora, que murió tras una larga hospitalización. Desde entonces, este homenaje ha llegado a tres
continentes y, actualmente, está activo en 8 países: Suiza, Bielorrusia, Inglaterra, Hong Kong, Italia,
Turquía, Francia y España.
André y Jan recuerdan cómo toda su familia se unió alrededor de ella durante los dos años que estuvo enferma. Como cuenta André, "fuimos como un equipo, juntos contra el cáncer de mi madre, y ella era la jefa del equipo. Fue una experiencia muy fuerte que yo viví en mi alma y mi corazón: cómo una persona enferma puede vivir con el apoyo de su familia. Tras la experiencia, pensé que los niños necesitan mucha alegría cuando están enfermos". Así nació la Fundación Theodora.
Además, André Poulie pasó mucho tiempo hospitalizado durante su infancia, por lo que conoce a la perfección el tedio que supone estar ingresado. Estos dos hechos clave en su vida, fortalecieron su idea de crear la Fundación Theodora.
André y Jan recuerdan cómo toda su familia se unió alrededor de ella durante los dos años que estuvo enferma. Como cuenta André, "fuimos como un equipo, juntos contra el cáncer de mi madre, y ella era la jefa del equipo. Fue una experiencia muy fuerte que yo viví en mi alma y mi corazón: cómo una persona enferma puede vivir con el apoyo de su familia. Tras la experiencia, pensé que los niños necesitan mucha alegría cuando están enfermos". Así nació la Fundación Theodora.
Además, André Poulie pasó mucho tiempo hospitalizado durante su infancia, por lo que conoce a la perfección el tedio que supone estar ingresado. Estos dos hechos clave en su vida, fortalecieron su idea de crear la Fundación Theodora.
Cada tarde, los Doctores Sonrisa visitan habitación por habitación a los niños ingresados en los 20 hospitales españoles en los que trabaja la Fundación Theodora, llevando sonrisas, color, y música tanto a los pequeños hospitalizados como a los familiares que les acompañan.
Una vez en la habitación del niño, el Doctor Sonrisa hace uso de su habilidad para improvisar. Mientras lo hace, orienta cada situación según la capacidad del niño para moverse o comunicarse haciendo que participe en la magia y los juegos.
En fin, que si quieres saber más sobre esta fundación o colaborar con ella, puedes visitar su página o descargar este dossier.
1 comentario:
Cómo no pensar en Patch Adams cuando lees esta entrada, inventor de la risoterapia con fines médicos y terapéuticos( http://www.divxonline.info/pelicula-divx/2359/Patch-Adams/).
Me gustaría decir que los niños enfermos son un ejemplo de entereza y fortaleza, pero que son niños al fin y al cabo y necesitan el juego y la risa mucho más que un adulto.
Es responsabilidad nuestra cubrir esta necesidad de la infancia igual que se hace con el alimento, la higiene, la ropa, la salud, etc.
El alimento para el alma es igual de necesario que el alimento para el cuerpo.
De todos los niños que he conocido en mi vida (personal y profesionalmente) hay una niña que ocupa un lugar de mi memoria de forma especial: una niña de 5 años que padecía fibrosis quística y que no superó. La recuerdo diminuta, empujando la percha del gotero (mucho más grande y pesada que ella) y con una sonrisa en sus ojos siempre (a veces no podía sonreir con la boca).
Aprendí mucho de mi época de voluntaria: aprendí sobre la inteligencia del corazón.
Felicidades a la Fundación Theodora por su entrañable tarea.
Un saludo, Yolanda.
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