Los griegos de la época de Sócrates, por ejemplo, escribían todo en mayúsculas y sin espacio entre palabras. Su idioma estaba preparado para aprovechar al máximo el escaso espacio disponible. Con un poco de entrenamiento era posible leer de corrido un texto que parecía extraído de la fantasía más delirante del más osado diseñador gráfico. Puede verse una muestra de esto en la piedra de Rosetta (el fragmento en griego es el que está en la base de la piedra).
Nada de lo que hoy nos ayuda en la lectura existía entonces: Mayúsculas y minúsculas, tildes, comas, puntos, espacios entre palabras y párrafos eran un lujo que no podían darse. Es más, en muchos monumentos el texto es del tipo bustrofedón, es decir, intercala una línea escrita de izquierda a derecha con otra de derecha a izquierda. Parece raro, pero cuando usted debe decodificar un compacto amasijo de letras y llega al extremo derecho de la línea es mucho más sencillo bajar un renglón y arrancar desde la derecha que regresar a la izquierda y, posiblemente, confundirse de línea.
Las abreviaturas y ligaduras eran también comunes para ajustar lo que pretendía decirse a un espacio que, literalmente, era duro como la piedra. De hecho, esto siguió haciéndose durante siglos y puede todavía verse en muchas iglesias y monumentos europeos.
Tras siglos de progreso, cada persona cuenta hoy con más espacio para publicar que el que disponía toda la especie humana para el nacimiento de Cristo. Nada más piense que en el disco duro de su computadora es posible almacenar el texto de tantos libros que, apilados, alcanzarían la altura del monte Everest.
Fue entonces cuando inventamos Twitter y su límite de los 140 caracteres. ¿Me entiende?
Ya he elogiado los límites, todos ellos, o casi, incluido el de Twitter, de modo que no repetiré esos conceptos aquí. Pero los efectos secundarios que los griegos ya conocían, inevitablemente, se hacen presentes en el servicio de los trinos. Es decir, para el que recién llega a Twitter interpretar algunos mensajes es, cuando menos, imposible.
Pongamos un remedio a eso con esta lista de 10 claves de la Gramática Twitter.
1. La sigla RT significa re-tweet, y esto a su vez quiere decir que el mensaje que está leyendo no es obra de quien lo publica, sino de otra persona. El que lo publica está replicando, repitiendo, retuiteando lo que escribió alguien más. ¿Quién? El usuario cuyo nombre aparece al principio, a continuación de las siglas RT. Por ejemplo, si lanzo el mensaje RT @rsametband: Actualicé el blog hace unos minutos no significa que yo lo actualicé, sino que Ricardo Sametband lo hizo. El retuit es, en dos palabras, pasar la voz.
La diferencia no es trivial. Si quiere preguntar o comentar lo que acaba de leer, el primer paso es interpretar correctamente quién originó el mensaje y quién simplemente lo replicó. Digámoslo así: de poco sirve preguntarme cómo está el tiempo en Guayaquil solo porque acabo de retuitear un mensaje de un amigo ecuatoriano.
2. No obstante, hay un caso en que RT no significa retweet , y es cuando aparece al final del mensaje. En esa posición quiere decir que estamos pidiendo a nuestros seguidores que repliquen el mensaje en sus propias líneas de tiempo.
No hay que abusar de esto, de hecho hay que reservarlo para casos extremos, pero lo verá cada tanto cuando alguien busca a alguien (como vimos después del terremoto de Chile) o necesita ayuda con algún problema feo. Como fuere, el RT al final del mensaje, y variantes como RT porfa, RT por favor y RT please (entre muchas otras), es la forma de pedir que se pase la voz en Twitter.
3. Cualquier cosa que empiece con un símbolo de numeral (#) es una hashtag o etiqueta. Pero no toda etiqueta funciona realmente como etiqueta. Sí, ya lo sé, es un poquito contradictorio, pero espere. Por ejemplo, #FollowFriday es la que usamos cada viernes para recomendar personas que vale la pena seguir. Por ejemplo, #FollowFriday @lntecnologia significa que estoy recomendando seguir los tuits del canal tecnología de lanacion.com. Para ahorrar espacio hoy se usa solamente #FF.
Sin embargo, el símbolo de hashtag (o tag a secas) puede usarse de forma irónica o burlona para convertir en etiqueta algo que definitivamente no lo merece. Si alguien pone #MeDueleLaCabeza tenga por cierto que no es una tag, sino un guiño. Eventualmente, un guiño puede transformarse en una etiqueta popular y funcionar, así, como hashtag convencional.
4. Las hashtags no están de adorno. Se los usa para reunir los tuits sobre ese tema. Los buscadores identifican tags y los programas como TweetDeck permiten agregar una columna donde solo aparecerán los mensajes que contengan dicha etiqueta.
5. Que alguien publique una noticia aparecida en un diario o un blog no significa que necesariamente adhiera a lo que allí se dice. Si vemos un artículo o un sitio web interesantes, tendemos a tuitearlos. Eso no significa que los hemos escrito o creado ni que lo estemos promoviendo. Solo estamos informando. Si vemos algo que es noticia, lo tuiteamos. No significa que estemos de acuerdo con lo que está ocurriendo. Solo estamos pasando la voz.
Así, si lee en Twitter una noticia desagradable, no es buena idea ir contra el que la posteó. Eso se llama matar al mensajero.
6. Si mencionamos a alguien en Twitter no usamos su nombre, sino su nombre de usuario en Twitter, si lo tiene (si no lo tiene, es poco probable que se lo mencione en la tuitósfera). El nombre de usuario es el que empieza con la arroba.
¿Por qué empleamos usernames en lugar de nombres reales? Porque así matamos tres pájaros de un tiro: mencionamos a la persona, damos a conocer la forma de contactarlo en Twitter, lo que lleva a un perfil donde figura su nombre verdadero (o el nombre por el que se hace llamar), y, de paso, ahorramos caracteres.
La combinación de usernames y hashtags resulta en expresiones a veces herméticas. Por ejemplo: Alguien sabe si @arieltorres vendrá a la reunión de #Promocion79 . Al rojo vivo se pone esta práctica cuando alguien lista diez usernames seguidos de un #BuenDia . Vaya manera de saludar la del siglo XXI.
7. Las antiquísima tradición de las abreviaturas y ligaduras, que algunos avinagrados condenan como otro de los males de la modernidad (nada más falso) son normales en Twitter. Subordinantes como que se convierten en q; por, en x; de, en d, etcétera. Signos de apertura, obligatorios en la correcta escritura del español, están de más aquí, y llegado el caso reemplazaremos números en letras por cifras y eliminaremos los confortables espacios en blanco después de puntos y comas. Por supuesto, verá cosas como pq (por qué o porque o porqué) e incluso abreviaturas de abreviaturas, como RH por RRHH, así como el clásico TKM.
Llegado el caso, no aparecerán mayúsculas y los signos de puntuación desaparecerán toda vez que la frase pueda prescindir de ellos sin perder o cambiar el sentido.
Algunos veteranos de la red emplean todavía siglas como LOL (Laughing Out Loud) o BTW (By The Way).
8. Dadas las circunstancias, era de preverse, los emoticonos son fundamentales en Twitter. Sin ellos, una frase irónica puede transformarse en insulto, y un requiebro, en ofensa.
Si no conoce los básicos, lo que no es ningún pecado en la internet del MSN y Facebook, la cosa se puede poner peliaguda. Aquí van: sonrisa , guiño , carcajada y confusión :S.
9. Las combinaciones aparentemente azarosas que aparecen en algunos mensajes, precedidos de http:// son direcciones web acortadas. Por ejemplo, un servicio como Bit.ly (http://bit.ly) convertirá la dirección http://www.lanacion.com.ar/tecnologia (37 caracteres) en http://bit.ly/bG4UK3 (20). En este caso se ganan 17 caracteres, pero hay direcciones web que pueden tener más de 140 caracteres. En todos los casos, al acortarlas quedarán de 20.
Dicho sea de paso, las de lanacion.com pueden escribirse abreviadas reemplazando el dominio web por ln.com.ar seguido por la barra y el número de la nota. Por ejemplo, http://www.lanacion.com.ar/1293900 se pueden convertir en http://ln.com.ar/1293900
10. Las siglas cc o /cc significa con copia y va seguido de un username. Se trata de una convención, al revés que las hashtags y nombres de usuario, que son etiquetas activas. Es decir, si hace clic en cc o /cc no pasará nada. Más bien están allí para notificar al receptor primario (el que aparece citado al principio del post) que queremos que alguien más preste atención al mensaje, o sencillamente, como en el ejemplo que sigue, para que el receptor no lo pierda en el incansable devenir de la línea de tiempo.
Algunos ejemplos reales
No es fácil encontrar ejemplos reales que usen al mismo tiempo todas estas reglas de la morfología y la gramática tuitera. Aquí encontré uno del usuario @igcstudios , con quien posteamos información sobre #vinos cada tanto. Observe:
RT @AskAaronLee: Everything you wanted to know about global #Cabernet day Sept. 2nd – http://bit.ly/ahU8Q9 rt @rickbakas /CC @arieltorres
Salvo el último rt , todo cae dentro de las diez claves antedichas. Pero las reglas en Twitter son bastante laxas, como era de prever, y al retuitear es lícito poner las siglas en minúscula (rt) y al final del mensaje, siempre y cuando vayan seguidas de un nombre de usuario (@rickbakas).
Es decir, @icgstudios replicó un mensaje de @AskAaronLee , y este a su vez había replicado el original de @rickbakas, que decía:
Everything you wanted to know about global #Cabernet day Sept. 2nd – http://bit.ly/ahU8Q9 #in #wine #facebook #socialmedia
Cuando @AskAaronLee replicó el mensaje eliminó todo el texto a partir de #in y agregó rt @rickbakas , para consignar la fuente original. A propósito, #in sirve para que nuestros tuits aparezcan automáticamente en LinkedIn (www.linkedin.com).
Por su parte, @icgstudios añadió RT @AskAaronLee antes del mensaje (esta es una función automática del programa que se use para tuitear, en rigor) y agregó al final /CC @arieltorres . Esta mención hizo que apareciera en una columna especial en el programa que uso para Twitter y, de esta forma, no se perdió entre cientos de otros mensajes.
Observe que el mensaje original no usa la palabra cabernet sola, sino que la convierte en la etiqueta #Cabernet. Existe algo llamado Cabernet Day (http://cabernet.eventbrite.com), un día de cata que se pondrá en práctica en medios y redes sociales el 2 de septiembre. ¿Cómo seguir ese día de cata en Twitter? Por medio de la etiqueta #Cabernet.
SOBRE EL AUTOR/A
Ariel Torres es columnista y editor de la sección Tecnología del diario La Nación de Buenos Aires. Puedes encontrarle en Twitter El artículo que se reproduce en esta página fue publicado originalmente en el diario argentino y se trae de vuelta aquí con su amable permiso.
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Fuente: Manual de Estilo
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