Algunas personas no debería dedicarse a la enseñanza.
Puede ser más duro, más exigente, más afortunado...
Añadido:
Un antiguo compañero, al leer este post, me escribe rogándome que incluya lo que sigue. Procedo a satisfacerlo y reflejar a su graciosillo:
- "En mi caso, el innovador de turno, agobiando a alumnos. Están amargados porque los machaca a lo bestia sin importarles nada ni nadie más allá de su propio ego. Únicamente tiene en cuenta a dos alumnos maravillosos y al resto los obvia. A estas alturas de curso, ya les ha obligado a hacer 6 entradas en un blog. Están aborreciendo todo lo relacionado con lo 2.0. Más allá del profesor graciosillo".
¿Conoces alguna anécdota más de profesor graciosillo y me la cuentas para añadirla?
Lo que no puedes tener es el triste mérito de:
- Hacer abandonar a un alumno de bachillerato el primer día de clase por provenir de diversificación. El tiempo ya dirá, pero tú no eres nadie para eso.
- Hacer sentir repetidor a un alumno ante toda su clase, cuando ya él y el resto de sus compañeros lo saben.
- Encasillar a los alumnos bajo tu reducida y simplista perspectiva.
- Regodearte con alumnos a los que has suspendido.
- Creerte superior por haber hecho algo en tu vida y considerar que los demás aún no lo han hecho y merecen menos.
Por contra, puedes tener el orgullo de:
- Haber pronunciado la palabra necesaria en el momento oportuno.
- Haber apostado por una persona por la que no daban un duro y haber tenido la fortuna de ser el primero en apreciar su verdadero valor.
- Haber sido tabla de salvación, cuando alguien comenzaba a naufragar.
- Haber conseguido que los "buenos" amasen lo que hacían.
- Oír decir a uno de tus alumnos:
- "Primero de todo, el trabajo me encantó. Y en verdad es de las pocas cosas que recuerdo de los años que he estado en el instituto".
- "Recuerdo muy bien los proyectos que hicimos y todo lo que trabajé por algo que realmente me motivaba".
- "Trabajar con motivación e ilusión siempre es mejor que por obligación".
- "Trabajando por buenas causas y por cosas que crees que deberían ser y no lo son".
- "A parte de aprender mucho sobre la materia en sí, aprendí muchas cosas nuevas gracias al proyecto".
- "A empatizar y a mirar las cosas no de blanco o negro, sino desde otro punto de vista".
- "A verme a mí misma como una persona que podría ser, y tratar a los demás como si lo fueran.
- "No cambiaría nada de la experiencia".
- "No puedo decir que este proyecto me cambió la vida, porque sería dramatizarlo mucho. Pero sí que cambió mucho mi forma de pensar, y la verdad es que lo agradezco".
- "Mi hermana me dijo que usted cambió su vida. Deseo saber cómo".
- "Me ha hecho sentir una persona que vale".
- "Todos me despreciaban hasta que..."
- "Queríamos estar contigo, por no estar con otro profesor, pero nunca imaginábamos que íbamos a aprender tanto".
Algunas de estas frase han sido robadas, como le gusta decir a su propietario. Debe sentirse plenamente orgulloso.
Recuerda, no eres nadie para...
La nota que pueden leer sobre estas líneas tiene más de 60 años. Fue escrita en 1949 por un profesor del Colegio Eton y recoge sus impresiones sobre un chico de 15 años, un tal John Gurdon al que no se le daba muy bien la biología. Traducida por aberron en Naukas, sería así:
"Ha sido un período desastroso. Su trabajo ha estado lejos de ser satisfactorio. El material preparado ha sido mal aprendido y muchas de sus pruebas han sido hechas con prisa; uno de estos exámenes apenas consiguió dos puntos de 50. Sus otros trabajos han sido igualmente malos, y muchas veces ha tenido problemas porque no escucha e insiste en hacer las cosas a su manera. Creo que tiene intención de ser científico, en su estado actual es simplemente ridículo, si no es capaz de aprender simples hechos de Biología no tendrá la oportunidad de trabajar como especialista, y será una pura pérdida de tiempo, tanto para él como para los que intenten enseñarle."
Según relata el propio Gurdon, aquel año obtuvo la peor nota en biología del colegio. Años después, Gurdon recibió el premio Nobel de Medicina junto al japonés Shinya Yamanaka por sus descubrimientos en el campo de la reprogramación celular. Gurdon conserva la nota de su profesor en el escritorio de su despacho, en el Instituto Gurdon de Cambridge, bautizado así en su honor.
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