De la calle a Harvard: Una indigente en Harvard, cuenta la historia de Liz Murray, una psicóloga que creció en un hogar pobre, sus dos padres eran dependientes de las drogas, y contrajeron el sida. Cuando Liz tenía 15 años, su madre falleció, y quedo sin hogar. A los diecisiete años sin techo, retomó sus estudios
Nunca me ha importado trabajar con alumnos "problemáticos", aunque en honor a la verdad, uno tenga momentos en los que no sabe qué hacer y esté a punto de tirar la toalla, pero momentos o días después recogerla.
Pero ante las situaciones que más impotencia he sentido, son las relacionadas con la droga. Me reconozco impotente ante esta triste realidad que nos asecha, en ocasiones sin enterarnos hasta que puede comenzar a ser tarde.
En mi triste currículum, he de añadir, junto a satisfacciones y pagos diferidos, algunas ocasiones en las que he visto perderse a buenos chicos. La impotencia, el saber que no tengo ninguna chistera de la que sacar conejos y la conciencia de haberlo intentado, siempre nos deja un cierto amargor.
Por ello, creo que cualquier educación, acción o iniciativa que tomemos antes de que lleguen estas situaciones, es necesaria. También trabajar todo lo relativo a la educación de las emociones, para que los alumnos sepan administrarlas bien y situarse ante los problemas que se les presenten en su vidas.
En un mundo injusto, los alumnos no son responsables de la realidad en la que nacen y no todos tienen la luz que se le encendió a la protagonista en un momento dado. Algunos docentes no son conscientes de éstas u otras realidades y lo ciñen todo a "estudiar/no estudiar", en una simplificación neoliberal de la enseñanza y la vida, aunque no sean o, en algunos casos, no quieran ser conscientes.
En un mundo injusto, los alumnos no son responsables de la realidad en la que nacen y no todos tienen la luz que se le encendió a la protagonista en un momento dado. Algunos docentes no son conscientes de éstas u otras realidades y lo ciñen todo a "estudiar/no estudiar", en una simplificación neoliberal de la enseñanza y la vida, aunque no sean o, en algunos casos, no quieran ser conscientes.
En este sentido, nos viene de perilla esta película que me he encontrado por casualidad y que me está encantando. Llevo visionada algo más de la mitad y aún no sé si me terminará de llenar, pero hasta el momento puedo decir que me tiene enganchado y que no he podido reprimir el detenerme un instante para compartirla.
Muestra la vida de una joven que nace en un entorno de drogadicción a la que le sucede de todo hasta que pierde a su madre drogadicta y toca fondo. Hasta el momento, me ha cautivado el amor que se desprende a pesar de la situación.
Sigo viéndola.
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